No importa que escriba ahora, pero lo haré...
Estoy en un ciber...el gallo que atiende es medio amanerado. La silla es muy cómoda y tengo miedo de dejar mi pendrive tirado...
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Creo que nunca me había sentido así...
Tan desamparado frente a todo...
Mi debilidad me marchita.
Siento ganas de volar, ¿Sabes? Volar como en los cuentos... pero eso no es posible.
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En las noches me desespero, a ratos pienso que un abrazo podría sanarlo todo...pero, ¿De quién? Me revuelco en la cama buscando el sueño...pero Morfeo me rechaza también. Me levanto, veo tele... la misma tele de siempre. Son las dos de la mañana, hay de todo: programas que nadie verá, una película erótica y los simpson...
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Mierda...
Sumido...
Consumido...
Tengo tanto miedo, tantas caretas, tanta apatía, tanta vergüenza...
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Me siento en otoño, siendo primavera.
Se me caen las hojas,
y mi desnudez de árbol me aterra.
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Precioso...qué precioso es escribir sabiendo que con suerte una o dos almas leerán esto.
Me pierdo.
No sé a qué viene tanta melancolía. Y si me ven mañana no la encontrarán, porque sabe esconderse y filtrarse por las grietas de mi alma... de mi cuerpo...de mi rostro.
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Fecundo de flores azules.
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¿Y mi gata? ¿Dónde quedó? Dulce compañía, mi ángel de la guarda. Tú no comprendes nada de lo que digo, por eso te amo tanto. Al menos sabes escuchar mi silencio...y mis no silencios.
