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domingo, 26 de junio de 2011

Reflexiono

Reflexiono. Pienso en todas las locuras que digo, que pienso, que hago y que no hago. Sería muy hipócrita si me autodenomino como un tipo común, porque si todos los tipos fuesen como yo, no habría guerra, pero tampoco ciencia ni religión. Seríamos un montón de masas sin voluntad amontonadas unas sobre otras.
Qué bonito, ¿no? Tengo esa tendencia a autoflagelarme con letras. Quizás porque le sigo haciendo la pega a gente que lo hizo antes, o es que mi superyó es un hijo de perra.
Sea por baja autoestima, o por una falla hormonal, algo en mí anda de una forma distinta. Quizás es porque hago la mitad de los números de arriba para abajo, y la otra mitad de abajo para arriba. O es porque tengo tanto miedo a querer otra vez, que me escondo, en esa coraza de lógicas patéticas y sinfónicas.
Ahora, ¿por qué vuelvo a escribir por enésima vez de mí? De partida porque es mi blog. Y luego, porque necesitaba escribir un poco acerca de las cosas que están pasando por mí ahora.
Creo que todas estas fallas internas me condenaron a ser artista, por lo poco práctico, por la poca inteligencia emocional, por el exceso de impulsividad, y mi amor gigante que mucha gente (me incluyo), se encargó de apagar. Y no es que ya no exista, sino que espera…
Artista, o autista, me da lo mismo. Soy un ser, al final eso es lo que importa. Y a veces pienso, que con estos arranques de sinceridad puedo hacerle bien a otras mentes. Sea porque se sienten identificadas con mi locura, o porque se sienten más cuerdos luego de leer esto y ver que hay gente peor.
Como sea. Lamento informarles, que no estoy loco. Que los locos están ahí afuera, haciendo guerras, matando de hambre, inculpando, culpando, censurando, pateando, rompiendo, quebrando.
Los locos, son los que no ven con el corazón. Y yo lo tengo, señor, señorita. Tengo un corazón bien escondido, que late a veces más y a veces menos. Un corazón que quiere escribir, y que a ratos lo logra. Un corazón que quiere escribir por los que no tienen voz. Y que escribe casi en vano, porque los que leen son pocos, y esto no es “Crepúsculo”, mi señor. Yo no vengo a endulzarles el oído ni a venderle fantasías a las jovencitas. Sólo vengo a recordarles que nosotros no estamos locos, que somos gente buena, con vidas pequeñas, que viven. Perdonen la redundancia, pero es que es cierto, somos vidas que viven, y que viven en pequeño. Y esto no es malo. No le hacemos daño a nadie, los que dañan, matan, corrompen y destruyen son otros, esos son los locos. Nosotros soñamos con cumplir nuestras pequeñas metas, y nuestros pequeños sueños. Que al final lo pequeño es lo que más vale. ¿Para qué apuntar al cielo, cuando tienes en tus pies la tierra? Una tierra dulce y fértil, de la que puedes construir un mundo, que sí te puede llevar al cielo…
Yo amo a las vidas pequeñas. Lloro cuando veo a la gente en la calle. A la gente que camina, que piensa, que come chicle, a la gente que se abraza, a la que mira a su mamá y sonríe, a la que juega con ser otro, a la que pide monedas, a la que respira, a la que se ahoga, a la que se mejora, a la que anda en micro, en tren, en caballo, en alpaca.
Lloro, porque sé que estamos vivos. Porque sé que estoy vivo. Porque no sé si soy eterno, o quizás vivimos en la eternidad, ¿Por qué no? La vida es un segundo, al final, un segundo. Todo pasa, todo. Todo muere, todo. Todo vive, todo. ¿Y Dios? Dios… lo escribo con mayúsculas, porque a pesar de todo, a pesar del tiempo, de mi ciencia, de mi frialdad, de mi miedo, de mis ganas de trascendencia… A pesar de todo ello, hay un niño que cree en Dios. El mismo niño que creía en el ratón de los dientes. Ese mismo que me viene a ver cuando creo que no hay fondo.
No quiero explicaciones lógicas, no quiero explicaciones teológicas, no quiero explicaciones… Déjenme con mi retórica idiota. Y díganme loco. Por creer que la vida es bella… creerlo, incluso cuando ando perdido en la vida, quejándome por todo. Y me quejo, porque todos están muy locos. Porque todos andan muy rápido. Y lloro, porque se odia mucho. Y lloro, porque se putea mucho, todo se basurea, todo se corrompe y se rompe. Lloro porque ya no nos queremos, y nos olvidamos de que quizás… que quizás esos pelados religiosos de esas culturas que no pescamos tienen razón, y somos uno con el todo. Uno con la vida, uno con el tiempo. Y sin idea del tiempo, del espacio, de la muerte… Al final no nos queda más que creer que somos. Y somos, sí señor, somos. Somos vida, pero por favor seamos vida. Vivamos este segundo, y seamos… Dejemos la odiosidad para otro segundo, en especial para uno inexistente… Deseemos… Deseemos que los locos dejen de hacer daño. Y que cada cual pueda hacer su vida pequeña, sin que se la apaguen en el intento.
Amo…

1 comentario:

Fluorescente dijo...

Gracias por comentar. Muy linda entrada, muy cierta también. Al fin y al cabo los "locos" son mayoría en este mundo. Saludos de vuelta para ti :)